El astro argentino se despidió del Mundial de Clubes tras la derrota sufrida por Inter Miami ante el PSG en los octavos de final pero volvió a dejar retratos de su vigencia. En el horizonte aparece la Copa Mundial de 2026.
Ante los ojos del mundo, Lionel Messi dejó una nueva lección: también hay grandeza en la derrota. El primer tiempo de Paris Saint-Germain había sido arrasador en el Mercedes Benz Stadium, un categórico y merecido 4-0 que parecía haber sentenciado el trámite en favor de los campeones de Europa. Enfrente estaba el astro argentino escoltado por varios compañeros de cientos de otras batallas que ahora, después de haber interpretado tantas veces el papel ganador, sufrían la superioridad que tantas veces habían ejercido sobre el resto del mundo.
Asumir ese rol después de tanta gloria no es para todos pero, liderados por su capitán, se despidieron de pie con un segundo tiempo en el que equipararon las acciones de juego e incluso consiguieron generar situaciones de riesgo al arco defendido por Gianluigi Donnarumma. Con la vergüenza deportiva a flor de piel, la Pulga comandó una actuación en la que plasmó su vigencia ante uno de los mejores equipos del planeta. Días después de celebrar sus 38 años, completó los noventa minutos por cuarta ocasión en los últimos 15 días y asumió la ilusión de una remontada que nunca llegaría pero Messi dejó varias postales de su calidad y de su técnica inoxidable.
Luis Enrique, quien lo entrenó al 10 durante su etapa en Barcelona entre 2014 y 2017, lo tenía claro: “Es el mejor jugador de la historia. Su plenitud ha durado 10 o 15 años. Leo Messi con el balón es único. Si no somos capaces de quitarles el balón, la cosa no tiene buena pinta”. Joao Neves, quien terminó siendo la figura del mediodía con sus dos goles, también lo había anticipado: “La calidad individual de Messi es muy buena, y con espacio para dar pases y patear al arco es muy peligroso”.
Después de un asfixiante primer tiempo de presión parisina, Inter Miami encontró los medios para encontrar a Messi en posiciones ventajosas: “Creo que Leo ha hecho un gran partido, dentro de las posibilidades que teníamos. En el segundo tiempo lo encontramos mucho más. En el primero no pudimos por la presión del París”, analizó Javier Mascherano en la conferencia posterior a la eliminación.
Cuando sus compañeros encontraron a Messi en campo contrario, el 10 proveyó: en los últimos 45 minutos filtró una asistencia que Luis Suárez no pudo controlar, inquietó a Gianluigi Donnarumma con un remate lejano y estuvo cerca de anotar con un cabezazo que el italiano evitó con una rápida reacción cuando la pelota tenía destino de red en el ángulo inferior derecho. “Leo es un jugador increíble, que al final no nos iba a dejar las cosas fáciles. Supo manejar bien el control, nos generó un poco de peligro, pero supimos manejar el partido”, respondió Willian Pacho.
Pese a la caída y posterior eliminación, Messi fue el gran foco de los ojos del mundo en un trámite entre uno de los locales del torneo y el mejor europeo de la última temporada. Desde bien temprano, los fieles peregrinación al Mercedes Benz Stadium en busca de la leyenda: las camisetas con su apellido se multiplicaban en los alrededores del estadio, ya fueran de la Selección Argentina, Barcelona, PSG o Inter Miami.
Ya adentro, las 65,574 almas que fueron testigos de una nueva función individual de Messi y colectiva del PSG celebraron con un atronador rugido durante la presentación del 10 y durante cada una de sus intervenciones. “Está muy bien el PSG, es campeón de todo, pero la gente sigue pagando una entrada para ver a Leo Messi, inclusive a sus 38 años”, reflexionó Mascherano post partido.
“Nosotros intentamos hacer un partido lento, que no nos marcaran goles tan temprano y buscar dar la sorpresa en la pelota parada -rememoró El Jefecito, ahora en su función como entrenador-. El plan era tratar de llegar a Leo y que fuera él quien acelere”. Y Leo aceleró a la caza de otra tarde épica pero no encontró nunca un socio que pudiera acompañarlo en la hazaña. El 10 terminó triste por el desenlace, una imagen que sintetiza su espíritu competitivo y su carácter insaciable: aún pese a la diferencia notable entre ambos plante,es una brecha que su entrenador y sus compañeros asumieron públicamente, Messi proyectaba otra jornada para su mito.
“No le gusta perder a nada, obviamente -explicó Oscar Ustari. Él lo entiende, porque ha estado del otro lado, entonces seguramente cuando pasen los días, se tranquilizará. Leo es Leo, tiene algo especial, una relación especial con la pelota y con la gente. Creo que todos los argentinos e hinchas del Inter Miami, en realidad creo que todo el mundo en general, estaba esperando un gol de Leo”.
Más allá de la conclusión de su participación, Inter Miami hizo historia en un Mundial de Clubes en el que no llegaba como favorito. El nivel de las Garzas sorprendió al planeta futbolístico y su competitividad le permitió sortear una primera ronda en la que partían en desventaja: el triunfo ante Porto ya forma parte de la historia grande de la institución, un resultado memorable que apuntalaron los empates ante Al Ahly y Palmeiras.
Más de dos décadas después de su debut profesional, Lionel Messi cerró con balance positivo su participación en el Mundial de Clubes. Dentro de doce meses, otra vez en territorio estadounidense, aparece una oportunidad en su horizonte: la Selección Argentina intentará defender su corona mundialista y su número 10 volvió a demostrar que está listo para la cita. Mientras tanto, seguirá regando de magia los campos de juego: “Que bueno volverte a ver, Leo Messi. El mejor de todos los tiempos. Ojalá que sigas haciendo historia con el Inter Miami como en este Mundial de Clubes”, lo despidió Ousmane Dembélé en sus redes sociales tras cambiar sus camisetas en las entrañas del Mercedes Benz Stadium.
Con información de la Oficina de Comunicaciones de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025